Gabriel empezó hablando de los distintos moderadores que estuvieron, yo solo he conocido a él y a Antonio Pino. una de las compañeras, Carmen, habló, sin ánimo de crítica, (puntualizó) que el café de Antonio fué como una tertulia cercana, mas relajado comparándolos con los de Gabriel. Desde mi punto de vista no creo que dependa de una manera intencionada de llevar el grupo porque la forma no directiva de Antonio tiene que ver mas con su persona, ya que él trató de hacer seguir los mismos pasos que hace Gabriel, éste es mas guerrillero, lo prefiero porque provoca conflicto, crisis, una oportunidad de crecer. Si, con Antonio fué una tertulia en que cada uno expuso su opinión y oimos a la de los demás, nos alineamos en una u otra posición, pero no creo que muchos cambiáramos, como mucho, y que no es poco, que pensaramos cosas que antes no habiamos hecho u olvidado, de todas formas sí son mas cómodos y placenteros. Fué parecido al día que trajimos el libro de Marco Aurelio, sí, aprendimos mucho, los estóicos, la época, etc, pero hubo poca confrontación de idea, y aunque algunas personas pensaron que les gustó más por los conocimientos aportados, sinceramente, esos conocimientos se los puede uno leer en casa sacando un libro de la biblioteca.
No sé porque tengo la sensación de que Gabriel estaba un poco insatisfecho con el grupo, porque habia observado varias veces, cuando en anteriores ocasiones, esperábamos en la puerta al principio de las reuniones, que interactuábamos poco, le apetecía que el grupo ganara autonomía; incluso había pensado hacer algún pequeño juego en llegar intencionadamente tarde y poner a un "topo" para que fuera anotando nuestras formas de relacionarnos y comunicaciones verbales.
Se explicó la diferencia entre taller de filosofía, donde el grupo es mas cerrado, estructurado, estable y donde uno sabe casi con antelación los temas que se va a tratar comparándolo con el café; mas libre, menos preciso cercano a la tertulia. De hecho, para las dos mujeres nuevas que venían se les propuso que plantearan alguna pregunta que tuvieran, y una de ellas sugerío el ¿para que venimos? (aquí, a buscar). Y aunque parece ser que ya fué un tema tratado, Gabriel hizo un esfuerzo con esta mujer para que ella misma se diera respuesta a la pregunta; la respuesta desués de usar lo que me pareción un sacacorchos imaginario, fué que venimos a aprehender a reflexionar, a enriquecerse con los otros mediante el contraste de opiniones. Luego empezaron las diferentes opiniones si es mejor aprender mas o mejor. Mi hermano pequeño, cuando veniamos de vuelta no le quedó claro que era pensar mejor y le contesté que para mí sería tener menos pensamientos, pero mas flexibles, no un cúmulo de conocimientos sino los mas simples para encontrar las respuestas más útiles; creo que en vez de creer en muchas cosas, sería como la técnica para encontrar la respuesta mas útil en cada momento.
La última parte se habló de que las personas que vienen a los café filosóficos son mas flexibles o versátiles, donde sus pensamientos son más hipótesis y no dogmas.
No es tanto en lo que crees sino en la actitud ante la vida y los pensamientos de los otros
Para terminar se hizo una pequeña encuesta relacionada con la edad y el pensamiento dogmático, si eran mas o menos dogmáticos los jovenes con los adultos y éstos a su vez con los ancianos.
Hubo empate, según cada uno con su experiencia personal, por mi parte creo que los jóvenes son mas dogmaticos que los adultos, porque tienen menos experiencias y las ideas les vienen dadas, no solo a través de sus padres, sino tambien la subcultura televisión, cine, etc. Los adultos ya hemos experimentado con muchas cosas y no nos sorprende que las cosas, las ideas o las personas puedan cambiar; en cambio pienso que los ancianos, que lo han vivido todo, ya tienen una idea muy clara y precisa como funciona el mundo. Gabriel al contrario pensamba que los adultos son mas dogmaticos, y en su experiencia con jóvenes comprobó que éstos son mas flexibles, decía que la principal dificultad que tienen los adultos para cambiar es el reconocer que pueden estar equivocados. ¿Un poco de humildad?
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