19 octubre 2021

Soledad, de Anthony Storr


(...) "Este libro empezó con la observación de que muchas personas muy creativas eran predominantemente solitarias, pero que no tenía sentido suponer que, a causa de ello, eran necesariamente infelices o neuróticas. Aunque el hombre es un ser social que sin duda necesita interaccionar con los demás, hay notables diferencias en la profundidad de las relaciones que establecen unos individuos con otros. Todos los seres humanos necesitan tener aficiones tanto como relaciones; todos estamos orientados hacia lo impersonal tanto como hacia lo personal. Los sucesos de la primera infancia, los talentos y capacidades heredadas, las diferencias de temperamento y un conjunto de otros factores pueden influir en si los individuos, para descubrir el sentido de sus vidas, se vuelven sobre todo hacia los demás o hacia la soledad.

La capacidad de estar solo fue esbozada como un recurso valioso, que facilitaba el aprendizaje, el pensamiento, la innovación, la aceptación de los cambios y el mantenimiento del contacto con el mundo interior de la imaginación. Vimos que, incluso en aquellos cuya capacidad para establecer relaciones íntimas había quedado dañada, el desarrollo de la imaginación creadora podía cumplir una función sanadora. También se han ofrecido ejemplos de individuos creadores cuya preocupación principal era la de dar sentido y orden a la vida antes que la de establecer relaciones con los demás; una preocupación por lo impersonal que, sugerimos, tendía a acrecentarse con la edad. La adaptación del hombre al mundo está en gran medida gobernada por el desarrollo de la imaginación y, por tanto, de un mundo interior de la psique que se halla necesariamente en conflicto con el mundo exterior. La felicidad completa, el sentimiento oceánico de armonía absoluta entre el mundo interior y exterior, sólo es posible transitoriamente. El hombre está constantemente buscando la felicidad pero, por su propia naturaleza, no puede alcanzarla total ni permanentemente, ni con las relaciones interpersonales ni con los desafíos creativos. A lo largo de este libro señalamos que algunas de las experiencias más profundas y psicológicamente reparadoras que los individuos encuentran tienen lugar interiormente y, si acaso, sólo están remotamente relacionadas con la interacción con otros seres humanos.

Las vidas más felices son probablemente aquellas en las que ni las relaciones interpersonales ni los intereses impersonales están idealizados como el único camino de salvación. El deseo y la búsqueda de la totalidad debe abarcar ambos aspectos de la naturaleza humana.

El epígrafe que abre este capítulo está tomado de El preludio. Quizá también sea adecuado que Wordsworth nos proporcione el final.

Cuando, durante mucho tiempo, de nuestro mejor yo hemos sido
Apartados por el ajetreado mundo, y desfallecemos,
Enfermos de sus quehaceres y cansados de sus placeres,
Cuán misericordiosa y benigna es la Soledad[28].


  

15 octubre 2021

Como formatear tarjetas de memoria grande 64GB, 128GB, 256GB para Windows

 Ayer me compré un nuevo portátil híbrido, el Acer Spin 1 y debido a su escasa memoria necesitaba aumentarla con una tarjeta de memoria microSD, sin embargo cuando la inserté en la ranura que tiene no me reconocia la capacidad y al intentar formatearla con el programa que trae Windows por defecto tampoco me reconocia su capacidad real. Estuve buscando varios tutoriales en español y tampoco me sirvieron de ayudar, tardé mucho en encontrar uno en inglés que copio aquí para que si encontráis esta entrada no perdáis el tiempo que empleé yo hasta descubridlo.

Descargar el software - Rufus Portable

1. Instalarlo en vuestro ordenador
2. Insertar la tarjeta a formatear
3. Abrjr Rufus software
4. Automáticamente la tarjeta aparece seleccionada de "Dispositivo", si no está búscala en el menú desplegable.
5. En "Selección de arranque", elige "No auto-ejecutable".
6. En "Sistema de archivo" selecciona FAT32
7. Luego haz clic en EMPEZAR
8. Verás este mensaje:

9. Haz clic en Aceptar para completar el formateado.

NOTA:
Las tarjetas SD cards no funcionan todas -  ¡Necesitarás tarjetas de marca  Sandisk o Samsung Class 10!

05 septiembre 2021

La palabra al desnudo


 Pocas veces me ha ocurrido que tras acabar un libro he sentido la necesidad de volverlo a leer, y con La palabra al desnudo me ha ocurrido. cuando pasé la última página no me lo creía, lo leía en mi ebook y di repetidamente varias veces al botón "siguiente" para ver que no, que ya había terminado. No  me lo creía, quería más.

voy a copiar algunos párrafos que compartí con un amigo que le gusta escribir y otro que habla como, a los que nos gusta, desde adolescente, escribir nuestro diario, escribirlos.

"Escribimos para las voces que nos nombran, para los ojos que nos miran, para los oídos que nos escuchan, para las manos que nos tocan. Visto así, ningún texto se pierde y todo texto nace para algo y para alguien."

(...)

“El elogio de la lectura es un acto de gratitud. Todo escritor ha sido un buen lector”. La escritora mexicana Carmen Villoro deja esta reflexión breve y poderosa en su análisis sobre Elogio del libro,[1] obra de Jorge Esquinca, poeta del mismo origen.[2] En esas frases se sintetiza el ciclo fecundante de la palabra. Quien lee está habilitado para escribir. Ha ingresado en otros mundos, ha recorrido otros pensamientos, ha transitado, aunque no lo sepa o no repare en ello, la empatía. Quien lee bebe de una fuente inagotable de palabras, accede a nuevos significados de ellas. En quien lee, la lectura dispara una idea, abre una pregunta porque cada palabra ilumina una imagen. Quien lee conoce otras vidas y las conoce tanto como si fueran la propia, como si las hubiera vivido, con todo el dolor, la alegría, la esperanza y la angustia que eso supone. Quien lee nunca está solo, ...

(...)


Es importante elegir con cuidado el soporte (cuaderno, libreta, etcétera) en el que se llevarán los textos; debe ser agradable a la vista y al tacto, allí depositaremos nuestro más preciado capital emocional; lo mismo vale para la herramienta (bolígrafo, lápiz) que usaremos. Nada de esto es caprichoso; el contacto de ojos y manos con el papel y la herramienta con la que plasmaremos nuestros textos empiezan a producir la conexión entre mente y cuerpo que se prolongará en la forma y el contenido de la escritura. Del mismo modo, debemos encontrar un lugar que nos resulte cómodo, acogedor e inspirador, ya se trate del espacio de la casa en el que cumpliremos el ritual o acaso de un bar al que nos gusta ir a tomar un café y refugiarnos a pensar, leer o, en este caso, escribir. Estamos permanentemente conectados con nuestro ambiente y este, aunque no nos detengamos a pensarlo así, influye en nuestros estados de ánimo; a menudo lo que es un estado de irritación o inquietud comenzó en una persistente incomodidad física o ambiental.

Dese la mano al corazón

 Después de treinta y cinco años dedicado al tema, Pennebaker puede decir: “Con el tiempo y la ayuda de decenas de investigaciones que, desde entonces, se realizaron en el mundo entero, hoy sabemos que la escritura expresiva provoca una serie de efectos en cascada sobre la salud física: estimula la protección inmunológica, relaja y mejora la calidad del sueño, ayuda a controlar la presión arterial, reduce el consumo de alcohol y fármacos. Además, reordena el pensamiento, promueve la conexión con los otros y disminuye las crisis depresivas. Parece mágico.”[1] ¿Lo es? No en cuanto se comprende el mecanismo. Pennebaker comprobó que escribir modifica el mundo interno, permite ordenar de otra manera los episodios recogidos por la memoria y la emoción y, a menudo, darles una nueva perspectiva y una más profunda comprensión. Mónica Bruder, psicóloga argentina que trabaja con las propuestas de Pennebaker, ha comprobado efectos similares. Y recuerda que este tipo de escritura no requiere un conocimiento previo de preceptiva literaria ni de reglas sobre el relato. “Cuando escribimos, liberamos lo que llevamos dentro, explica. Hay un desbloqueo emocional intenso, en el que se comprometen el pensamiento, la emoción y la palabra escrita. Así, descubrimos lo inconsciente, revertimos miedos, descubrimos las causas de tantos dolores, sufrimiento y limitaciones.”[2]

De alguna manera se trata de regresar al antiguo y siempre eficaz refugio del diario personal, en el cual podemos mirarnos, a través de las palabras, en un honesto y revelador espejo de nuestra más profunda interioridad. Personalmente llevo un diario de ese tipo desde mi adolescencia hasta hoy; y aproximarme a él no solo me ha producido alivio, comprensión, serenidad y autoafirmación en momentos especiales o difíciles, sino que es conmovedor poder releer lo que se ha escrito de puño y letra años atrás y verse a uno mismo en perspectiva, entender cómo evolucionamos aun desde las situaciones más difíciles e incomprensibles, hasta entender de qué trataban y qué podíamos aprender de ellas. Esas lecturas nos recuerdan también los recursos existenciales de los que disponemos y que tantas veces olvidamos, hasta que los ponemos en juego. Por fin este registro escrito de nuestra propia vida nos permite vernos desde un lugar privilegiado. El de espectadores de una historia de la cual somos protagonistas.

(...)

Y así como es necesario prestar atención y dedicación a la cuestión de los soportes, espacios e instrumentos, es importante elegir y respetar el tiempo de la escritura. Si respetamos nuestro tiempo de comer, de descansar, de asearnos, ¿por qué no hemos de hacerlo con el que dedicaremos a este ejercicio personal e íntimo? No importa cuánto será ese tiempo; debe ser un lapso posible, que no sintamos como un penoso deber sino como un momento que nos dedicamos y que forma parte del modo en que nos cuidamos. Si tenemos quince minutos diarios, una hora semanal, media hora al final de cada día o lo que podamos o decidamos, tiene que ser un tiempo sin interrupciones, un tiempo no marginal sino central mientras transcurre. Respetar ese tiempo es una manera asertiva de respetarnos. Hay que señalar que no se trata de un tiempo productivo, no es obligatorio que, sí o sí, escribamos; puede ocurrir que la página quede en blanco, sin embargo habremos estado conectados con nosotros mismos, vueltos hacia nuestras sensaciones y sentimientos. Esto es lo que cuenta, pues hay una secuencia importante del proceso de escritura, de conexión con la palabra, que no se traduce necesariamente en un texto, sino que es un período de incubación


25 abril 2021

De los libros que leí y no leeré(re)

 Esta mañana he acabado la lectura de Elogio de la Duda de Victoria Camps y he pensado en voz alta: -"Eha, otro libro que me gustaría no olvidar las cosas que me han gustado de él, debería de copiar lo subrayado en mi diario"- y a la vez pensaba en tres o cuatro más que en estos dos últimos meses he leído y esperan la misma fortuna. Así que trataré que esta entrada los pueda resumir y así fijarlo, si puedo, un poco más tiempo en mi memoria.

Esta semana pasada se celebró el día de libro. A lo largo del país leía en las noticias de que en distintas bibliotecas celebraban actos para recordarlo. No hace ni una semana pasé por la biblioteca de mi pueblo, antes estaba en otro edificio, en la casa de la cultura, pero la trasladaron a otro lugar más apartado del centro, más tranquilo sin que, quizás por el ruido de los actos que se celebraban en el antiguo edificio pudiera molestar el silencio que debería de reinar en estos lugares. El caso es que cuando fui a entrar la puerta de cristal que separaba la sala principal estaba cerrada, comprobé que no me equivocaba en el horario y traté de ver si había algún llamador o timbre donde pudiera advertir a la bibliotecaria que veía a través vidrio me abriera, pero no lo había, solo un interruptor de la luz a mi espalda, al poco se dio cuenta y fue a abrirme. Era la misma bibliotecaria de hace 30 años, pero tal vez más seria de lo que la recordaba, quise romper un  poco el hielo diciendo que hacía más de 20 años que no pisaba la biblioteca, pero no solo no me dijo nada, sino creo que ni me miró o me contestó palabra, simplemente me invitó a que me echara gel hidroacóholico y siguió con su videoconferencia de clase online, si, he dicho bien, mientras miraba los libros de las estanterías sonaba de fondo lo que parecía ser una conferenciante que iba hablando por el altavoz del ordenador. La verdad es que no me molestó ninguna de las tres cosas: Que la puerta estuviera cerrada con llave, (no tuve que esperar mucho); que ni me contestara o mirara cuando me dirija a ella, (no es su trabajo ser amable o contestar cosas que no están dentro de su contrato); o que el ruido que producía su ordenador se oyera en toda la sala porque estaba solo y me puedo concentrar fácilmente cuando leo o algo me gusta mucho. Quizás hubiera sido mejor que se hubiera puesto unos auriculares mientras para seguir con su curso, pero tampoco me puse a leer, no hacia falta. Simplemente me llamó la atención, no estoy juzgando ni criticando, aunque a alguien le pudiera parecer. Lo que cambian las cosas después de 30 años.

Pero bueno, que yo venia a hablar de los libros que he leído y no leeré.

Recuerdo hace eso, casi 30 años cuando abrieron la biblioteca de mi pueblo con muchos fondos donados del escritor local Odón Betanzos Palacios. Había muchos libros y yo tenía mucho tiempo, el problema de comprarlos por catálogo postal como hacia de joven o el dinero para poder hacerlo dejaron de ser un problema porque ahora los tenía gratis para sacarlos y leerlos en la cama de mi cuarto en esas largas tardes de verano a la hora de la siesta.

Cuando ya empecé a trabajar, también estaba compensado el esfuerzo económico de gastarme 20 ó 30 euros al mes par comprar un par de libros al mes que era mi ritmo de lectura; así poco a poco empecé a tener mi propia biblioteca en mi piso de Sevilla.

Y llegó Internet y el libro digital y lo cambió todo. El ejemplo es el libro del que empecé a hablar, fue fácil conseguirlo en internet, pero más curioso es que prácticamente la mitad de la bibliografía que se menciona y hace referencia la he podido encontrar para su descarga gratuita también sin mucha dificultad. Es un hecho que cada semana consigo engrosar mi biblioteca particular con más libros de los que pudiera en casi medio año.


El pasado mes (releo mi diario) finalizaba el libro Dar y recibir: Por qué ayudar a los demás conduce al éxito de Grant, Adam. Muy bueno, y por dejar una sola cosa que me gustaría recodar, sería el significado de "Pronoia" que es «la creencia ilusoria de que los demás conspiran por tu bienestar o dicen cosas buenas de ti a tus espaldas». Quizá la lectura de este libro hay sido el disparador para contribuir en los proyectos de Hacesfalta.org donde estoy, no solo trabajando desinteresadamente con mi granito de arena, sino que también me está dando la oportunidad de también de conocer personas muy interesantes y altruistas.

En Abril me pareció muy lúcido el libro La Tiranía del Mérito de Sandels  , gracias a este libro he comprendido, entre otras muchas cosas, uno de los posibles motivos por los que Trump y otros presidentes populistas han alcanzado el poder.  Lo que dice es que los demócratas no consiguieron empatizar con una gran parte de la población estadunidense que quedo relegada con la crisis del 2008 y si lo hizo Trump.


Con otro libro me volvía a encontrar con mi querido Epicuro, Muchas felicidades; pero con una sorpresa contrariada, ya que es un libro escrito por tres autores que hacen propuestas sobre lo para ellos es felicidad y, claro el filósofo griego anda por medio pero el Escritor pero mientras Fernando Savater y  Carlos García Gual lo ponen como ejemplo,  Javier Gomá Lanzón en cambio lo desvaloriza en incluso se atreve a decirle que lo que hizo Epicuro se podría llamar otra cosa pero no era filosofía. ¿Pero de qué vas tío? Me entran ganas de decirle a este señor.

Otro más El Milagro de Spinoza, pero este libro lo recomendaría para empezar a conocer su figura, qué decir de él, (del libro o del filósofo?) Mejor copiar y pegar uno de los textos:

Spinoza es genial, sin duda alguna, ya apenas logramos seguir su gran potencia intelectual, pero su abstracción únicamente tiene como objetivo proponer una sabiduría que no traza ninguna via imperativa y permite a cada uno encontrar el caminon de la alegría.


y claro, después de leer este libro me puse a seguir otros libros escritos de Frederic Lenoir para continuar con La Alegría otra maravilla. en este vídeo habla de su libro.

Abril ha sido un buen mes de lectura, he empezado otros que también me han gustado y otros que no nombraré porque no he entendido o me han aburrido las primeras páginas, de los primeros que tarde o temprano volveré están Breve tratado de historia de las Religiones (Frederic es una mina), La era de la humanidad, Vivir hoy o Errata de una vida. Tened paciencia, os volveré a coger donde os dejé y si no me acuerdo, empezaré por la primera página otra vez.

Han pasado 30 años y todo ha cambiado, vuelvo al principio; Quizás la bibliotecas también deberían de cambiar y en vez de ser un almacén de libros de papel que casi nadie lea se conviertan en espacios de encuentro, de intercambio de ideas, y por qué no, como hacia la bibliotecaria de mi pueblo un lugar donde se pueda aprender y hacer cursos como el que hacia ella pero con más gente, invitar a otros conferenciantes y podamos ir a aprender, no de manera virtual con sonido de altavoces y video sino presencialmente y todos podamos compartir nuestro conocimiento con otros.

31 marzo 2021

Teleformación para compartir

 

Educamos-Gesemweb
“Lo que no se comparte, se pierde, versión 2021”

Ha llovido mucho desde que me puse este lema en mi perfil, mucha gente incluso me ha alabado este punto de vista o esta filosofía que por entonces me propuse en la vida, pero no siempre es así, o por lo menos en los últimos años no he compartido todo lo que sabía a sea por motivos laborales, pereza, o porque, incluso me estè convirtiendo en una mala persona.

El caso es que, quizás porque no hace mucho leí un libro llamado Dar y Recibir. Por qué ayudar a los demás conduce al éxito” de Adam Grant, o, tal vez, porque dispongo de más tiempo he vuelto a ofrecer mi trabajo de manera desinteresada en Hacesfalta.org y también he retomado una academia online que monté Educamos Gesemweb, para subir algunos cursos que pondré algunos gratuitos y otros de pago, me he lanzado a la aventura de mi antigua filosofía. ¿Te apuntas?


18 enero 2021

El infinito en un junco. Recomendado

El Infinito en un Junco

Es el libro que acabé el último dia del año. Desde la primera página me cautivó, y en la segunda ya lo estaba recomendando a mis amigos. Como he leído en laguna crítica -La gente lo iba recomendando y gracias al boca a boca,  una vez que se lee, no puedes parar de también aconsejar su lectura.-

Es la historia de los libros. He aprendido muchas cosas con relación a los libros, por ejemplo que un papiro no es lo mismo que un pergamino, el primero está hecho del material de los juncos, en cambio, el pergamino que procede su nombre original de la ciudad de Pérgamo fue un intento de salir del bloqueo que los egipcios hicieron con su papiro para que esta ciudad no dispusiera de material para conservar los escritos, el pergamino está hecho de piel de animal.

Pero, a parte de esta curiosidad, me ha despertado la necesidad de volver a escribir mi diario, de compartir; no es que lo que escriba es de interés literario, ni mucho menos, pero te das cuenta de lo importante que es preservar, a través de la escritura, los recuerdos.

Además, también he recuperado la lectura de las novelas, como Demian de Hermann Hesse, del que ya había leído cuando era un chaval Lobo Estepario. Pero, a pesar de que, otra vez las críticas y comentarios sobre Demian, decía que la mejor edad para leerlo es con 20 años y que a partir de esa edad va perdiendo fuelle, yo, con más de 50, me he emocionado, como hace tiempo no lo hacía con una novela.

No puedo decir lo mismo de Ensayo sobre la ceguera de Saramago; Lo he intentado hasta tres veces, lo siento hermanito, que me lo recomendó muchas veces, lo siento. Probé a primera hora de la mañana, después de la siesta durante el fin de semana que estoy más despierto, por la noche, pero no, no me llama la atención, el libro está bien, pero es puro entretenimiento, no tiene nada de emoción.

Igual suerte ha corrido La vida perra de Juanita Narboni, de Ángel Vázquez, Me la recomendó mi amigo escritor Joaquín Mayordomo, Decía que para él era una de las tres novelas españolas más divertidas que se han escrito en los finales del siglo XX, y sí, es muy graciosa, bien escrita, pero, igual, sólo entretiene, no emociona.

NOTA QUE HE COPIADO de El Infinito en un Junco

Esa sabiduría nos susurra que la humilde, imperfecta y efímera vida humana merece la pena, a pesar de sus limitaciones y sus desgracias, aunque la juventud se esfume, la carne se vuelva flácida y acabemos arrastrando los pies. (...)

Nunca olvidarás a quien te contó un buen cuento en la penumbra de una noche. (...)

Las palabras que ama y le aterran por el poder que tienen en el mundo, por el mal uso que se puede hacer de ellas. (...)

«Lo más bello es lo que cada uno ama». Inesperado, este verso afirma que la belleza está primero en la mirada del amante; que no deseamos a quien nos parece más atractivo, sino que nos parece atractivo(...)

quien ama crea la belleza; (...)

Los griegos creían que el amor era la principal fuerza educadora. (...)

nunca dejó de ser un guía excepcional. Y, aunque la mejor manera de viajar es hacerlo en solitario, (...)

Algunos autores creen que este texto de Heródoto contiene la semilla de toda la tolerancia y la necesidad de comprender, saber y reflexionar que, siglos más tarde, serán el abecé de la etnología. (...)

Pero este libro podría enseñar que liberarse del miedo es un acto de sabiduría. (...

sus padres valoraban las palabras —la capacidad de comunicar, diríamos ahora—, la fluidez de discurso y la riqueza verbal que se aprenden leyendo a los grandes escritores. (...)

A diferencia de lo que nos sucede a nosotros, a los griegos no les interesaba en absoluto especializarse. Menospreciaban la orientación técnica del conocimiento. No estaban obsesionados por el empleo; después de todo, para trabajar ya tenían a los esclavos. (...)

Sentir cierta incomodidad es parte de la experiencia de leer un libro; (...)

«Cuando un libro arde, cuando un libro es destruido, cuando un libro muere, hay algo de nosotros mismos que se mutila irremediablemente. Cuando un libro arde, mueren todas las vidas que lo hicieron posible, todas las vidas en él contenidas y todas las vidas a las que ese libro hubiera podido dar, en el futuro, calor y conocimientos, inteligencia, goce y esperanza. Destruir un libro es, literalmente, asesinar el alma del hombre».

Donde los documentos se eliminan y los libros no circulan libremente, es muy fácil modificar a placer, impunemente, el relato de la historia.(...)

En esas circunstancias (campo de concentración nazi), Rost tomó varias decisiones peligrosas. La primera, llevar un diario, consiguiendo papel con enormes dificultades, ocultándose para garrapatear unas líneas cada día y guardando sus notas en un escondrijo. (...)

(...) incluso en los abismos de la vida, somos criaturas sedientas de historias. (...)

Todos ellos fueron como Sherezades, se salvaron gracias al poder de la imaginación y a la fe en las palabras. El propio Frankl escribiría después que, paradójicamente, soportaban mejor la vida en Auschwitz muchos intelectuales, pese a tener peor condición física, que otros presos más fornidos. Al final —dice el psiquiatra de origen judío—, sufrían menos quienes eran capaces de aislarse del terrible entorno, refugiándose en su interior. Los libros

Esas cosas que no se cuentan son precisamente las que es obligado contar.

En nuestro siglo XXI, la catarata de letra impresa desborda todos los diques de la mesura. Se publica un nuevo título cada medio minuto, ciento veinte cada hora, dos mil ochocientos al día, ochenta y seis mil al mes. Un lector medio alcanza a leer en toda su vida lo que el mercado editorial produce en una sola jornada laboral,

Se daba la paradoja de que era innoble enseñar lo que era honorable aprender. (Roma)

Por eso las familias nobles reservaban un esclavo para escoltar a los pequeños en sus trayectos cotidianos hasta el colegio —lo llamaban «pedagogo», paedagogus, que en origen significaba solo «acompañante del niño»—.

Como se inventó el bolígrafo: El húngaro László Bíró. Cuentan que a László se le ocurrió la idea básica —fabricar un nuevo instrumento de escritura con una bola de metal dura dentro de un hueco— mientras observaba a unos niños jugar con la pelota. Se dio cuenta de que el balón dejaba rastro al rodar tras haber pasado por un charco de agua. (...)

Invento de las Gafas: Roger Bacon demostró científicamente que la letra pequeña podía verse más clara y aumentada usando lentes esmeriladas de una forma precisa. A raíz de este descubrimiento, las fábricas de Murano empezaron a experimentar con el vidrio, convirtiéndose en la cuna de las gafas. (...)

Hoy podría resultar triste publicar un libro que solo leerán parientes y amigos; para los autores romanos, en cambio, era la situación más habitual, segura y confortable. Abolir esas fronteras, aceptar que cualquiera podía asomarse a sus pensamientos y emociones a cambio de un puñado de denarios, fue una experiencia vivida como una traumática desnudez por muchos escritores.  (...)

porque recomendar y entregar a otro una lectura elegida es un poderoso gesto de acercamiento, de comunicación, de intimidad. Los libros no han perdido del todo ese primitivo valor que tuvieron en Roma, la sutil capacidad de trazar un mapa de los afectos y las amistades. Cuando unas páginas nos conmuevan, un ser querido será el primero a quien hablaremos de ellas. Al regalar una novela o un poemario a alguien que nos importa, sabemos que su opinión sobre el texto se reflejará sobre nosotros. Si un amigo, una amada o un amante coloca un libro en nuestras manos, rastreamos sus gustos y sus ideas en el texto, nos sentimos intrigados o aludidos por las líneas subrayadas, iniciamos una conversación personal con las palabras escritas, nos abrimos con mayor intensidad a su misterio. Buscamos en su océano de letras un mensaje embotellado para nosotros. (...)

las cosas más bellas que hemos leído se las debemos casi siempre a un ser querido. (...)

Como escribe Jorge Carrión, quienes diseñaron los mayores sistemas de control, represión y ejecución del mundo contemporáneo, quienes demostraron ser los más eficientes censores de libros, eran también estudiosos de la cultura, escritores, grandes lectores. (...)

término «rol» del actor. rollo de papiro.

Llamamos impropiamente «volúmenes» —del latín volvo(‘dar vueltas, girar’)— a los códices, que ya no se rebobinan. (...)

Los cambios de formato dejan en la cuneta enormes cantidades de víctimas. papiro, pergamino, papel, cinta, diskete, cd, (...)

Si, tras la llegada de los primeros ordenadores en los años ochenta del pasado siglo, no hemos sido capaces de reciclar nuestra memoria informática pasando de un floppy disk a un disco de 31/2, luego un CD y ahora a un pen drive, hemos perdido nuestros datos (...)

La expresión «hablar largo y tendido». viene de como los romanos conversaban en los divanes

Me gusta ver a mi amante gozando con los ojos vencidos y que desfallezca y no permita que la acaricie más». (...)

el catastro y contra las catástrofes. El rito se llamó lustrum y por eso llamamos «lustros» a los periodos de cinco años. =...)

«El pasado no lleva hacia atrás sino que impulsa hacia delante y, en contra de lo que se podría esperar, es el futuro el que nos conduce hacia el pasado». (...)

Reconocer el contexto variable en el que suceden nuestros juicios con vocación de eternidad es un avance en la comprensión histórica, (...)

Mendel, el de los libros: «Los libros se escriben para unir, por encima del propio aliento, a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido».