25 octubre 2010

Nosotros también somos ciudadanos


En UPyD Sevilla estoy participando en la redacción del programa de Bienestar Social, en este área está también los llamados presupuestos participativos, así que el sábado por la mañana tenía noticias de que se estaba celebrando un encuentro internacional de este tema y hacia allí me dirigí.

Aunque llegué puntual, las ponencias no empezaron hasta casi tres cuartos de horas mas tarde y el aforo no había mas de 20 personas. Fue interesante oir a Esteban de Manuel, arquitecto y profesor en la Universidad de Sevilla. Su planteamiento es que cualquier reforma de un barrio se tiene que hacer desde dentro del barrio y no por imposición de los técnicos del ayuntamiento, y que de otros países deberíamos aprender, sobre todo latinoamérica que han articulado legalmente para que los vecinos traigan sus propuestas para ser aprobadas. También en esa primera ponencia otro grupo de educadores formaron un grupo motor que han puesto nombre a una plaza que nunca tuvo nombre, la han llamado por votación con los vecinos "La Plaza del Olivo".

Pero a lo que voy; de toda aquella mañana lo que más me impresionó fueron unos niños que no mayores de 12 años están participando desde hace tres en los llamados foros infantiles; ellos participan de la vida pública haciendo sus propuestas para mejorar su barrio, y algunas hasta han conseguido lo que pedían, como el asfaltado de un camino y mejorar la señalización de tráfico (esto es una obligación del ayuntamiento, pero ellos lo han vivido como propio). Como críos que son piden, entre otras cosas, que a los centros deportivos no tenga que pagar para entrar, que puedan conectarse con sus consolas gratis por wifi, pistas de skate, de pakour (que confieso que no tengo ni idea que es), etc.
Reclaman que aunque ellos no tienen derecho a votar en elecciones generales, si quieren que los medios hablen de ellos, que le echen cuenta.
Hubo un turno de preguntas, momento en el que recogen la foto, y algunas que le hicieron los adultos era sobre que pensaban sus amigos y familiares; ellos contestaron que la mayoría le dicen que es una pérdida de tiempo, pero ellos piensan que no, que hacen porque su barrio sea mejor. Y en este punto, pienso, me gusta creer, al verles, que detrás de nosotros hay nuevas generaciones preocupadas por la política (hacen sus propuestas, las votan y las llevan a los Presupuestos participativos para que se hagan realidad). Ya quisieran algunos de mis amigos y en general adultos tener la mitad de sensibilidad por los asuntos públicos que tiene estos chavales.