14 agosto 2008

En la consulta el SAS

Una de las cosas mas populares y llanas que existen es pasar por el médico y estar en la sala de espera observando al personal. Ayer estuve allí y pude comprobar como asumimos con resignación este paso previo; llegó un momento en el que la médica salió a decir que iba muy mal de hora y que si queríamos podríamos poner una reclamación, pero todo el mundo dijo que no, que era normal que pasara y que lo comprendía. Yo echaba de menos el haberme traido un libro o el ipod para oir algo en inglés, pero delante tenía una pantalla plana que ponia a modo de preguntas con multiples respuestas consejos sobre salud como cuantas veces se debe de lavar a un recien nacido con jabón o que es el climaterio. También como preparar platos saludables como unos brocolis o unas lentejas, de éstas últimas presté mucha antención. En la consulta se dió el tipico caso de que unos vecinos se reconocen unos a otros de por la calle y luego dicen que quienes eran hijo o por donde vivian para estar seguros o saludarse la próxima vez que se vieran en el barrio.

Entré sin hacer ruido, sin dar los buenos días, sin preguntar quien era el último, ... Es como entrar en una reunión sin ser invitado pero sabiendo todos que tengo tanto derecho como ellos a estar allí; luego me dí cuenta que todos sabían mas o menos detrás de quienes iban a pesar de que en nuestro papel marcaba la hora y la médico iba pronunciando nuestros nombres, supongo que es la antigua costumbre de tener un poco el control de cuando les va a tocar a uno u a otro. A mi me lo preguntaron con un "¿y usted para cuando tiene la cita?" cuando ya empezaba a sonreir a la abuela que tenía al lado y me contaba sus cosas.
La señora que tenía a mi lado me decía que había estado visitando a su hijo en Alemania y que allí había comido kiwi y que como no sabía como decirlo en alemán no pudo evitar decir que era alérgica a esta fruta, tenía un poco la lengua con llaguas que yo no lograba apreciar. También me contaba que su hijo se fué a estudiar a Madrid y de allí se empleó en Alemania donde vive, se casó y dos niñas que vino a bautizar en la macarena, porque eso sí, es macareno y del Sevilla; allí donde juege el Sevilla, allí va él. Me estuvo contando varias cosas y justo cuando la médica le llamaba para entrar en la consulta me decía casi sin poder oirle que su hijo era muy cariñoso y que era el único que tenía.

1 comments:

Argax dijo...

Me gusta como lo cuentas, me gusta como esas escenas cotidianas encierran otros niveles a los que asomarnos.
He sonreído tanto al leer lo de la mujer y el kiwi que en la oficina incluso me han preguntado que pasaba.
Un besazo tio, espero que te lo pasaras bien el otro día. Je, me gustó intercambiar ese par de besos.