Es el libro que acabé el último dia del año. Desde la primera página me cautivó, y en la segunda ya lo estaba recomendando a mis amigos. Como he leído en laguna crítica -La gente lo iba recomendando y gracias al boca a boca, una vez que se lee, no puedes parar de también aconsejar su lectura.-
Es la historia de los libros. He aprendido muchas cosas con relación a los libros, por ejemplo que un papiro no es lo mismo que un pergamino, el primero está hecho del material de los juncos, en cambio, el pergamino que procede su nombre original de la ciudad de Pérgamo fue un intento de salir del bloqueo que los egipcios hicieron con su papiro para que esta ciudad no dispusiera de material para conservar los escritos, el pergamino está hecho de piel de animal.
Pero, a parte de esta curiosidad, me ha despertado la necesidad de volver a escribir mi diario, de compartir; no es que lo que escriba es de interés literario, ni mucho menos, pero te das cuenta de lo importante que es preservar, a través de la escritura, los recuerdos.
Además, también he recuperado la lectura de las novelas, como Demian de Hermann Hesse, del que ya había leído cuando era un chaval Lobo Estepario. Pero, a pesar de que, otra vez las críticas y comentarios sobre Demian, decía que la mejor edad para leerlo es con 20 años y que a partir de esa edad va perdiendo fuelle, yo, con más de 50, me he emocionado, como hace tiempo no lo hacía con una novela.
No puedo decir lo mismo de Ensayo sobre la ceguera de Saramago; Lo he intentado hasta tres veces, lo siento hermanito, que me lo recomendó muchas veces, lo siento. Probé a primera hora de la mañana, después de la siesta durante el fin de semana que estoy más despierto, por la noche, pero no, no me llama la atención, el libro está bien, pero es puro entretenimiento, no tiene nada de emoción.
Igual suerte ha corrido La vida perra de Juanita Narboni, de Ángel Vázquez, Me la recomendó mi amigo escritor Joaquín Mayordomo, Decía que para él era una de las tres novelas españolas más divertidas que se han escrito en los finales del siglo XX, y sí, es muy graciosa, bien escrita, pero, igual, sólo entretiene, no emociona.
NOTA QUE HE COPIADO de El Infinito en un Junco
Esa sabiduría nos susurra que la humilde, imperfecta y efímera vida humana merece la pena, a pesar de sus limitaciones y sus desgracias, aunque la juventud se esfume, la carne se vuelva flácida y acabemos arrastrando los pies. (...)
Nunca olvidarás a quien te contó un buen cuento en la penumbra de una noche. (...)
Las palabras que ama y le aterran por el poder que tienen en el mundo, por el mal uso que se puede hacer de ellas. (...)
«Lo más bello es lo que cada uno ama». Inesperado, este verso afirma que la belleza está primero en la mirada del amante; que no deseamos a quien nos parece más atractivo, sino que nos parece atractivo(...)
quien ama crea la belleza; (...)
Los griegos creían que el amor era la principal fuerza educadora. (...)
nunca dejó de ser un guía excepcional. Y, aunque la mejor manera de viajar es hacerlo en solitario, (...)
Algunos autores creen que este texto de Heródoto contiene la semilla de toda la tolerancia y la necesidad de comprender, saber y reflexionar que, siglos más tarde, serán el abecé de la etnología. (...)
Pero este libro podría enseñar que liberarse del miedo es un acto de sabiduría. (...
sus padres valoraban las palabras —la capacidad de comunicar, diríamos ahora—, la fluidez de discurso y la riqueza verbal que se aprenden leyendo a los grandes escritores. (...)
A diferencia de lo que nos sucede a nosotros, a los griegos no les interesaba en absoluto especializarse. Menospreciaban la orientación técnica del conocimiento. No estaban obsesionados por el empleo; después de todo, para trabajar ya tenían a los esclavos. (...)
Sentir cierta incomodidad es parte de la experiencia de leer un libro; (...)
«Cuando un libro arde, cuando un libro es destruido, cuando un libro muere, hay algo de nosotros mismos que se mutila irremediablemente. Cuando un libro arde, mueren todas las vidas que lo hicieron posible, todas las vidas en él contenidas y todas las vidas a las que ese libro hubiera podido dar, en el futuro, calor y conocimientos, inteligencia, goce y esperanza. Destruir un libro es, literalmente, asesinar el alma del hombre».
Donde los documentos se eliminan y los libros no circulan libremente, es muy fácil modificar a placer, impunemente, el relato de la historia.(...)
En esas circunstancias (campo de concentración nazi), Rost tomó varias decisiones peligrosas. La primera, llevar un diario, consiguiendo papel con enormes dificultades, ocultándose para garrapatear unas líneas cada día y guardando sus notas en un escondrijo. (...)
(...) incluso en los abismos de la vida, somos criaturas sedientas de historias. (...)
Todos ellos fueron como Sherezades, se salvaron gracias al poder de la imaginación y a la fe en las palabras. El propio Frankl escribiría después que, paradójicamente, soportaban mejor la vida en Auschwitz muchos intelectuales, pese a tener peor condición física, que otros presos más fornidos. Al final —dice el psiquiatra de origen judío—, sufrían menos quienes eran capaces de aislarse del terrible entorno, refugiándose en su interior. Los libros
Esas cosas que no se cuentan son precisamente las que es obligado contar.
En nuestro siglo XXI, la catarata de letra impresa desborda todos los diques de la mesura. Se publica un nuevo título cada medio minuto, ciento veinte cada hora, dos mil ochocientos al día, ochenta y seis mil al mes. Un lector medio alcanza a leer en toda su vida lo que el mercado editorial produce en una sola jornada laboral,
Se daba la paradoja de que era innoble enseñar lo que era honorable aprender. (Roma)
Por eso las familias nobles reservaban un esclavo para escoltar a los pequeños en sus trayectos cotidianos hasta el colegio —lo llamaban «pedagogo», paedagogus, que en origen significaba solo «acompañante del niño»—.
Como se inventó el bolígrafo: El húngaro László Bíró. Cuentan que a László se le ocurrió la idea básica —fabricar un nuevo instrumento de escritura con una bola de metal dura dentro de un hueco— mientras observaba a unos niños jugar con la pelota. Se dio cuenta de que el balón dejaba rastro al rodar tras haber pasado por un charco de agua. (...)
Invento de las Gafas: Roger Bacon demostró científicamente que la letra pequeña podía verse más clara y aumentada usando lentes esmeriladas de una forma precisa. A raíz de este descubrimiento, las fábricas de Murano empezaron a experimentar con el vidrio, convirtiéndose en la cuna de las gafas. (...)
Hoy podría resultar triste publicar un libro que solo leerán parientes y amigos; para los autores romanos, en cambio, era la situación más habitual, segura y confortable. Abolir esas fronteras, aceptar que cualquiera podía asomarse a sus pensamientos y emociones a cambio de un puñado de denarios, fue una experiencia vivida como una traumática desnudez por muchos escritores. (...)
porque recomendar y entregar a otro una lectura elegida es un poderoso gesto de acercamiento, de comunicación, de intimidad. Los libros no han perdido del todo ese primitivo valor que tuvieron en Roma, la sutil capacidad de trazar un mapa de los afectos y las amistades. Cuando unas páginas nos conmuevan, un ser querido será el primero a quien hablaremos de ellas. Al regalar una novela o un poemario a alguien que nos importa, sabemos que su opinión sobre el texto se reflejará sobre nosotros. Si un amigo, una amada o un amante coloca un libro en nuestras manos, rastreamos sus gustos y sus ideas en el texto, nos sentimos intrigados o aludidos por las líneas subrayadas, iniciamos una conversación personal con las palabras escritas, nos abrimos con mayor intensidad a su misterio. Buscamos en su océano de letras un mensaje embotellado para nosotros. (...)
las cosas más bellas que hemos leído se las debemos casi siempre a un ser querido. (...)
Como escribe Jorge Carrión, quienes diseñaron los mayores sistemas de control, represión y ejecución del mundo contemporáneo, quienes demostraron ser los más eficientes censores de libros, eran también estudiosos de la cultura, escritores, grandes lectores. (...)
término «rol» del actor. rollo de papiro.
Llamamos impropiamente «volúmenes» —del latín volvo(‘dar vueltas, girar’)— a los códices, que ya no se rebobinan. (...)
Los cambios de formato dejan en la cuneta enormes cantidades de víctimas. papiro, pergamino, papel, cinta, diskete, cd, (...)
Si, tras la llegada de los primeros ordenadores en los años ochenta del pasado siglo, no hemos sido capaces de reciclar nuestra memoria informática pasando de un floppy disk a un disco de 31/2, luego un CD y ahora a un pen drive, hemos perdido nuestros datos (...)
La expresión «hablar largo y tendido». viene de como los romanos conversaban en los divanes
Me gusta ver a mi amante gozando con los ojos vencidos y que desfallezca y no permita que la acaricie más». (...)
el catastro y contra las catástrofes. El rito se llamó lustrum y por eso llamamos «lustros» a los periodos de cinco años. =...)
«El pasado no lleva hacia atrás sino que impulsa hacia delante y, en contra de lo que se podría esperar, es el futuro el que nos conduce hacia el pasado». (...)
Reconocer el contexto variable en el que suceden nuestros juicios con vocación de eternidad es un avance en la comprensión histórica, (...)
Mendel, el de los libros: «Los libros se escriben para unir, por encima del propio aliento, a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido».