Después de leer este libro de Mariano Sigman, El poder de las palabras, me gustaría recordar lo siguiente:
- Conversar con los otros es la mejor manera de aprender a pensar pero no como un enfrentamiento o una batalla , sino en un proceso mutuo de descubrimiento. Hablar para aprender, no para convencer.
- Hay dos efectos interesantes, uno es **La falibilidad** establece que las ideas de la gente sobre “el mundo” nunca se corresponden exactamente con la realidad y luego está **la reflexividad:** una vez enunciada la teoría, actuamos como si fuese cierta y así le damos consistencia. He ahí la profecía autocumplida.
- Es importante saber con quién compartimos la vida, y ser consciente de que no existe ningún manual que nos convierta, por el mero hecho de leerlo, en buenas personas.
- Las palabras que usamos dan forma y color a nuestro mundo y al de las personas que más queremos.
- Crea nuevas palabras para describir nuevas emociones
- Usar **la resignificación:** la capacidad de cambiar la interpretación de lo que sentimos, para volverlo más aceptable.
- Sentir sin juzgar te da la oportunidad de disfrutar más ampliamente de su riqueza y complejidad.
- Diferenciar autoestima (autovaloración que lleva al narcisismo), de la autocompasión (ser amable, relacionado con otros y consciente de nuestra finitud y falibialidad) y empatía sentir lo que otros sienten.
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