11 mayo 2023

En movimiento, una vida. Oliver Sacks

La autobiografía de Oliver Sacks que terminó justo un par de días antes de que le diagnosticaran un tumor que acabaría con su vida dos años después ha sido un libro que al principio no me llamó mucho la atención, pero después de ver un documental de su vida y saber que era la persona en la que se basó la película "Despertares", le dí un segundo intento que día a día me fue ganando. A  pesar de continene muchas referencias médicas, quizás ayudó que yo estudié psicología, puede ser su forma de contar sus sentimientos, su narración que te va enganchando...no sé, han hecho que en menos de una semana me haya leído el libro pues prefería meterme en la cama con él antes de ver alguna película que me pudiera "entretener" en alguna de las plataformas que era mi costumbre hacer después de cenar. Ahora tengo muchas ganas de seguir leyéndolo, pero sé que también necesito un descanso, al fin y al cabo una biografía es eso, comienza con los recuerdos de la infancia y acaba con la vejez, pero si además el autor sabe que le quedan pocos meses de vida, hasta con una despedida que hay que respetar. Si me pusiera a leerle otra vez me resultaría extraño.

La autobiografía no sigue un orden enteramente cronológico de su vida, sino que se articula en distintos temas que fueron importantes de su vida, por ejemplo cuando habla de viajes, los amigos, su hogar, sobre esos temas va haciendo un repaso de lo que sintió a lo largo del tiempo, a quienes conoció y sobre todo su agradecimiento a todas esas personas que se cruzaron en su vida. El libro, aunque se publicó dos años antes de su fallecimiento, tiene un epílogo compuesto con cuatro ensayos separados con el título "Gracias" que se pueden leer en poco menos de una hora y que si hubiera vivido unos años más estoy seguro que hubiera dado para otro libro.

La principal característica que tiene la escritura de de Oliver es que acerca la medicina, el estudio y la comprensión de las enfermedades neurológicas a las personas que no han estudiado estos saberes ni son científicos, es una de las razones por la que fue muy criticado por sus colegas médicos al principio de su carrera como profesional (y escritor), y tuvieron que pasar años para que fuera aceptado en los ambientes académicos como un igual. 

Por otra parte, la preocupación, la empatía que sentía por las personas que trataba, conocía, ya fueran amigos, colegas de profesión o pacientes es algo fuera de lo común, ese gasto de energía emocional que mantuvo a lo largo de su vida también me impresionó mucho, ya que es normal que los médicos tengan que guardar cierta distancia para no acabar quemados en su profesión, pero para él no le afectó.

Si esta entrada en mi diario fuera una reseña verdadera de un libro, debería de diseccionarlo y analizar cada capítulo, pero simplemente copiaré y pegaré algunas frases que he subrayado para volver a releerlas, si lo hago, en el futuro.

### Todas las notas

AL DEJAR EL NIDO

Por encima de todo, el doctor Shengold me ha enseñado a prestar atención, a escuchar lo que hay más allá de la conciencia o las palabras.

DESPERTARES

Tengo la impresión de ir descubriendo mis pensamientos mediante el acto de escribir,

Hasta que fue demasiado tarde no me di cuenta de que había muchas facetas de ella que ignoraba por completo.

Durante aquel periodo de duelo, de día en día, crecía en mí una extraña sensación de paz y serenidad, de cuáles eran las cosas realmente importantes, la percepción de las dimensiones alegóricas de la vida y la muerte.

Pasamos juntos una semana de felicidad —los días, ocupados; las noches, íntimas; una semana feliz, festiva y deliciosa— antes de su regreso a los Estados Unidos. No hubo sentimientos profundos ni dolorosos; nos gustamos, disfrutamos de nuestro cuerpo, y nos separamos sin dolor ni promesas cuando acabó la semana. También ayudó el que yo no pudiera leer el futuro, pues después de esa dulce aventura de cumpleaños no volví a tener relaciones sexuales durante los siguientes treinta y cinco años.[El encuentro con un desconocido un dia nadando]

EL TORO EN LA MONTAÑA

«Que tus últimos pensamientos sean todos de agradecimiento», [De excursión un toro casi acaba con su vida]

Trabajé en otras casas de reposo donde no había negligencia, pero no se iba más allá de los cuidados médicos básicos. Que aquellos que entraban en esas casas de reposo necesitaran un sentido —una vida, una identidad, dignidad, amor propio, cierto grado de autonomía— era algo que se ignoraba o se pasaba por alto; los «cuidados» eran puramente mecánicos y médicos.

la gran mayoría de los que ingresan en las residencias de las Hermanitas de los Pobres son capaces de llevar una vida significativa y placentera —a veces más que en años anteriores—;

Todos los pacientes que veo en cualquier parte me parecen intensamente vivos, interesantes y gratificantes; nunca he visto un paciente que no me enseñara algo nuevo, o que no despertara en mí nuevas sensaciones y nuevas líneas de pensamiento;

Y quizá ha habido muchos otros que se han preocupado mucho por mí. De hecho, esa incapacidad para imaginar que los demás se interesaban por mí, ¿era quizá una proyección de alguna deficiencia o inhibición por mi parte? En

provoca que acabe en un rincón, con el deseo de ser invisible, de que nadie se fije en mí. Todo esto me resultaba muy contraproducente en los años sesenta, cuando iba a bares gays a conocer gente; sufría, encogido en un rincón, y me iba al cabo de una hora, solo y triste, pero un tanto aliviado.

CITY ISLAND

«Mis ingresos», escribió Thom, «deben de ser, de media, la mitad de lo que cobra un conductor de autobús o un barrendero, pero es por elección propia, pues prefiero tiempo libre a trabajar a tiempo completo».[Estilo de vida de un amigo suyo]

Cuando los viejos amigos se encuentran, existe el peligro de que hablen casi exclusivamente del pasado.

Misa en do menor de Mozart,[Su concierto favorito]

(...)

En lo único que pensaba era en el amor, los cuidados y la estabilidad que le habían negado, en todo el respeto que le habían negado, y me maravillaba que pudiera haber sobrevivido psíquicamente a todo eso. [habla de un paciente que conoció]

(...)

era una persona frugal, y podía vivir e incluso ahorrar con su modesta pensión. [hace referencia a un familiar que vívia pobremente]

¿Por qué iba a trabajar, a mantener un empleo, cuando podía vivir de manera independiente y como un hombre libre? Me encantaba su valor, su franqueza

(...)

y nos quedamos maravillados ante su resistencia, su humor, su falta de autocompasión, su realismo. A pesar de su avanzada enfermedad y las impredecibles reacciones a la L-dopa, había conservado todo su humor, su amor a la vida, su coraje.

(...)

Aquella noche escribí en mi diario: Por mucho que los actores se sumerjan o se identifiquen con el papel, simplemente están interpretando a un paciente; Lillian ha de seguir siéndolo el resto de su vida. Los actores pueden salir de su papel, ella no. ¿Cómo lo vive? (¿Cómo vivo yo que Robin me interprete? Para él es un papel temporal, pero para mí dura toda la vida). Mientras entran a Bob en silla de ruedas y éste asume la postura paralizada y distónica de Leonard L., Lillian T., ella misma paralizada, pone una mirada alerta y crítica. ¿Qué siente Bob, que hace de persona paralizada, cuando ve a Lillian, situada apenas a un metro de él, y que está paralizada de verdad? ¿Y qué siente ella, de verdad paralizada, al ver a Bob, que simplemente finge? Lillian acaba de guiñarme el ojo, y me ha dirigido una señal apenas perceptible, levantando los pulgares, que significa: «Lo ha hecho bien…, ¡lo ha pillado! Realmente sabe lo que se siente». [Hace referencia al rodaje de la película comercial Despertares y como uno de los enfermos reales visitó un dia el plató donde se grababan a los actores interpretando la enfermedad que ellos padecieron]

VIAJES

Eso me hizo comprender lo bárbaras que eran nuestra medicina y nuestras costumbres en el mundo «civilizado», en el que encerramos a los enfermos y a los dementes e intentamos olvidarlos. [Describe otras culturas como los enfermos son cuidados por sus familiares en vez de ser internados en centros especiales o residencias]

UNA NUEVA VISIÓN DE LA MENTE

La teoría de Edelman era la primera teoría auténticamente global de la mente y la conciencia, la primera teoría biológica de la individualidad y la autonomía. Pensé: «Doy gracias a Dios por haber vivido para escuchar esta teoría». Me sentía igual que debieron de sentirse muchas personas cuando se publicó El origen de las especies en 1859.

(...)

el darwinismo neural implica que estamos destinados, nos guste o no, a una vida de singularidad y autodesarrollo, a crear nuestros propios caminos individuales a través de la vida.

MI HOGAR

Billy pensaba ir a pasar las navidades a Seattle con su familia, y justo antes de marcharse vino a verme y (con ese aire serio y prudente que le caracteriza) me dijo: «Creo que siento un profundo amor por ti». Cuando lo dijo me di cuenta de algo que no había comprendido hasta entonces, o que quizá me había ocultado: que yo también sentía un profundo amor por él, y los ojos se me llenaron de lágrimas. Me besó y se marchó. [su última pareja]

(...)

Fue una época de gran intensidad emocional: mi música preferida, o los rayos inclinados y dorados del sol al atardecer, me hacían llorar. No estaba seguro de por qué lloraba, pero experimentaba una intensa sensación de amor, muerte y transitoriedad, todo mezclado de manera inseparable.

(...)

A veces he tenido la impresión de haber vivido a cierta distancia de la vida. Algo que cambió cuando Billy y yo nos enamoramos. A los veinte años me había enamorado de Richard Selig; a los veintisiete, había sufrido el tormento de Tántalo al enamorarme de Mel; a los treinta y dos me había enamorado ambiguamente de Karl; y ahora (¡por amor de Dios!) tenía setenta y siete años.

(...)

Para mí resultaba una experiencia nueva permanecer tranquilamente en brazos de otra persona y hablar, escuchar música o permanecer en silencio, juntos. Aprendimos a cocinar y a comer bien juntos;

(...)

Compartimos la vida de una manera tranquila y multidimensional: un regalo inesperado y magnífico para mi vejez, después de toda una vida manteniendo las distancias.

(...)

Comencé a llevar un diario cuando tenía catorce años, y la última vez que los conté había llegado casi a mil. Los tengo de todas las formas y tamaños, desde esos pequeños de bolsillo que llevo conmigo, hasta enormes tomos. Siempre guardo un cuaderno junto a la cama, para anotar mis sueños y también mis reflexiones nocturnas,

(...)

Pero lo más habitual es que casi nunca repase los diarios que he llevado durante gran parte de mi vida. El acto de escribir es suficiente en sí mismo; sirve para clarificar mis pensamientos y sentimientos. El acto de escribir es una parte integral de mi vida mental; las ideas surgen y cobran forma en el acto de escribir.


(Del libro GRATITUD)

Mercurio

En las largas horas que siguieron, me asaltaron muchos recuerdos, buenos y malos. Pero casi todos fueron de gratitud: gratitud por lo que los demás me habían dado, y gratitud también por haber podido corresponderles con algo a cambio.

(...)

Doy las gracias por haber vivido muchas cosas —algunas maravillosas y otras horribles— y por haber sido capaz de escribir una docena de libros, por haber recibido innumerables cartas de amigos, colegas y lectores, y por haber disfrutado de lo que Nathaniel Hawthorne denominó «un diálogo con el mundo».

(...)

Creencias. No tengo fe en ninguna existencia después de la muerte, ni la deseo: tan sólo albergo la esperanza de perdurar en el recuerdo de los amigos y de que algunos de mis libros puedan seguir «hablando» a la gente después de mi muerte.

(...)

Quién sabe si, con suerte, conseguiré permanecer más o menos incólume unos cuantos años más y se me concederá la libertad de seguir amando y trabajando, según Freud las dos cosas más importantes de la vida.

(...)

Para mi padre la década de los ochenta a los noventa había sido la que más había disfrutado de su vida. Para él, y ahora empiezo a compartir su opinión, esos años no eran tanto una mengua como una ampliación de su vida mental y su perspectiva.

(...)

No considero la vejez una época cada vez más sórdida que uno tiene que soportar e ir trampeando como puede, sino una época de ocio y libertad, en la que te ves emancipado de las artificiosas urgencias de años anteriores, y esa libertad me permite explorar cuanto se me antoja, e integrar los pensamientos y sentimientos de toda una vida.

De mi propia vida

Tengo que vivirlos de la manera más rica, intensa y productiva que pueda, [sus últimos días]

(...)

Perspectiva. No queda tiempo para lo superfluo. Debo concentrarme en mí mismo, en mi trabajo y mis amigos.

(...)

nadie es igual a los demás.

(...)

mi sentimiento predominante es el de gratitud. He amado y he sido amado; he recibido mucho y he dado algo a cambio; he leído y viajado, he pensado y escrito. He mantenido un diálogo con el mundo, ese diálogo especial que mantienen los escritores y los lectores.

Sabbat

«No he hecho nada», dije, «no es más que una sensación. Pero no se lo cuentes a mamá. Será incapaz de aceptarlo». [Cuando le contó a su padre que era homosexual]

(...)

«Eres una abominación. Ojalá no hubieras nacido».[lo que le dijo su madre cuando se enteró]

(...)

las duras palabras de mi madre me hicieron detestar la capacidad de la religión para fomentar el fanatismo y la crueldad.