Muchos de los que me conocen dicen que soy muy espeso en mis palabras, que lo analizo todo y trato de explicarlo, me dicen que soy muy transcendental, melodrámatico, etc. Lo cierto es que me gustan las buenas conversaciones. Aún estoy digeriendo todo lo que ha pasado, dicho y hecho en esos tres dias de retiro entre amigos, conocidos y desconocidos. Me gusta divertirme y reirme como a todos, y aunque haya alguno que piense que no tengo sentido del humor, la gente se ha reido con mis ocurrencias y yo con las suyas.
Como dice el artículo las conversaciones nos traen el pasado, nos refresca la memoria, con ellas explicamos y nos explicamos ante los demás, incluso nos conocemos más a nosotros mismos. Expresamos nuestras opiniones y tambien debemos dejar de ser convecidos si estamos equivocados y comprender otros puntos de vista en los que no habíamos mirado. Uno de estos amigos a altas horas de la madrugada me hacia una comparación de la autoestima como si se tratara de una hipoteca, él decía que ésta estaba compuesta de una parte fija y otra variable y que era conveniente que la parte de nuestra autoestima fija fuera lo más elevada para asumir con entereza los golpes de la vida.
En el artículo también habla de las malas conversaciones y cuando somos manipulados tratando de que digamos cosas que no queremos decir, o cuando a pesar de nuestras explicaciones y que la otra persona ha estado escuchando atentamente no ha entendido nada. y sobre todo cuando se habla de cotilleos, cuando se habla de otras personas y lo que se dice de ellas, lo mismo hará de tí a tu espalda.
Y no te olvides del sentido del humor!!
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