09 julio 2010

El fin del trabajo - Jeremy Rifkin

Un libro escrito en 1994 con predicciones que cada vez se van volviendo más acertadas. Su título lo dice todo. Estamos ya inmersos en una tercera era de revolución industrial, la de la información, que nos plantea un futuro de escaso trabajo y si no tomamos las medidas adecuadas, una de dos o el final del trabajo representará una sentencia de muerte para la civilización, tal como la hemos conocido o puede ser el principio de una gran transformación social como renacimiento del espíritu del hombre.

El libro se basa en que los procesos de automatización, que primero empezaron en la agricultura con la primera revolución, desplazando a la gente a la ciudad en busca de trabajo en la industria y posteriormente con la globalización y nuevos procesos de mecanización, a reducciones de plantilla en las factorias (2ª revolución), pronto afectará también al tercer sector, el de los servicios. Vendrá a medio plazo del siglo XXI la paradoja que cada vez se necesitará menos personas para mantener la economía de mercado y si no centramos nuestros esfuerzos en potenciar una tercera vía de economía social, distinta al la economía del servicio público, nos podemos encontrar en un abismo.

Copio algunas de las últimas páginas del libro.

LA ÚLTIMA Y LA MEJOR ESPERANZA.

Los países de los hemisferios norte y sur deberán de enfrentarse a las amenazas y a las oportunidades aportadas por las poderosas fuerzas del mercado y las nuevas realidades tecnológicas. Las empresas multinacionales señalan un camino que cruza los límites nacionales, transformando las vidas de miles de millones de personas en su búsqueda de mercados globales. Las víctimas de la tercera revolución industrial empiezan a contarse por millones de trabajadores sustituidos para dejar paso a las máquinas mas eficientes y rentables. El desempleo crece y los ánimos se van encrespando en todos los países atrapados en la lucha de las empresas por mejorar a cualquier precio los sistemas productivos.

Los grupos de defensa y de servicio del tercer sector son los pararrayos que permiten desviar las crecientes frustraciones de un cada vez mayor número de desempleados. Sus actividades tanto para encender el espíritu de la participación democrática como para forjar un renovado sentido comunitario determinarán, a la larga, el éxito del propio sector como agente transformador para la era del posmercado. La posibilidad de que el tercer sector crezca y se diversifique de forma suficientemente rápida como para absorber las demandas crecientes sigue siendo una cuestión abierta. Además, como consecuencia de la disminución de la disponibilidad de trabajo en el mercado formal y de la reducción del papel de los Gobiernos centrales en los asuntos cotidianos de los ciudadanos, la encomía social aparece como la última y la mejor esperanza para el reestablecimiento de un posible marco de referencia institucional alternativo para una civilización en pleno proceso de transición.
(...)
De forma similiar, muchos observadores se preguntan cómo una masa laboral cada vez más desempleada o subempleada, sustituida por las tecnologías, podrá permitirse adquirir productos y servicios puestos en el mercado, precísamente, por estas tecnologías y nuevos sistemas de producción automatizados que los ha desplazado. Mientras que los defensores afirman que la desaparición de las barreras comerciales y la apartura de nuevos mercados globales estimularán la demanda por parte de los consumidores, los escépticos argumentan que el crecimiento en la productividad generará una demanda en todos los mercados mundiales cada vez menor, a medida que un creciente número de trabajadores pueden ser desplazados por la tecnología y por tanto de la pérdida de poder adquisitivo. (...) acabando con la capacidad de los gobiernos para gestionar, de forma efectiva, sus propios asuntos domésticos.(...)
En la práctica totalidad de las naciones industrializadas, el miedo a un futuro incierto lleva a una cada vez mayor número de personas desde la ciima hasta los márgenes de la sociedad, donde buscan refugio en movimientos religiosos o en extremismos políticos que prometen restaurar el orden público y lograr que la gente vuelva a trabajar.
Los crecientes niveles de desempleo en el mundo y la mayor polarización entre ricos y pobres crean las condiciones necesarias para la aparición de disturbios sociales y una guerra abierta de clasesa a una escala nunca experimentada con anterioridad, en la historia humana. (...) Más allá de las tranquilas zonas residenciales y de los enclaves urbanos de los ricos, yacen millones de seres humanos desplazados y desesperados. (...)

La preparación para una era posterior a la de mercado requerirá una gran atención a la construcción del tercer sector y a la renovación de la vida comunitaria. A diferencia de la economia de mercado, basada únicamente en el concepto de "productividad" y, en consecuencia, objeto de sustitución de los objetos por las máquinas, la economía social se centra en las relaciones humanas, en los sentimientos de intimidad, en el compañerísmo, en los lazos fraternales y en el sentido de la responsabilidad social en la administración de los recursos, todas ellas cualidades no fácilmente reemplazables por las máquinas.
(...)
La resurección o la transformación del sector del voluntariado, dedicado a actividades cívicas, es un pilar independiente, capaz de abosber el flujo de trabajadores desplazados del sector privado (...) la creación del salario fantasma como remuneración por el tiempo voluntario y el incremente de las deducciones fiscales como contraprestación a la filantropía empresarial ligada al crecimiento de la prouductividad son algunos de los pasos a seguir.

etc, etc. más páginas aquí