31 octubre 2016

Nuestra barra de memoria

Portada del libro El arte de la vida

El Puente de Todos los Santos he aprovechado para volver a la playa en la que este año tanto he disfrutado y también he retomado la lectura del libro de Bauman, El arte de la vida, una especie de tratado sobre lo que nos hace hace felices; pero cual ha sido mi sorpresa que cuando he empezado a leer en la última página donde lo dejé, no me acordaba de nada, así que he vuelto al principio, mi barra de memoria con respecto a este libro se había reducido hasta casi desparecer.

Esto me ha hecho pensar el comentario que hizo la semana pasada un invitado en mi casa, que al ver mi librería me preguntó si los había leído todos o solo era decoración; para una persona que acostumbre a leer si mira solo los que se ven por el lomo (detrás hay unas cuantas decenas más ocultos), la pregunta carece de sentido porque unos 100 o 200 libros es algo normal par un lector habitual.
Pero ¿De que sirve haber leído esos libros si al final ha quedado muy poco en tu memoria de lo leído? Bueno, lo mismo se podría decir de haber estudiado una carrera, tanto memorizar conceptos y teorías de los que ni siquiera el 0,01 % de los contenidos queda en tu celebro.

¿Como andas de barra de memoria?

Nuestra barra de memoria se va desgastando con el tiempo y, tal vez, por necesidad de aprender otras cosas nuevas más útiles o incluso necesarias para sobrevivir, pero, a veces también la llenamos con tonterías o adicciones, prejuicios o malos pensamientos y comportamientos que nos lleva al error y al sufrimiento.

No es fácil saber descubrir que nos hace felices, pero, si alguna vez vamos recopilándolos, ya que como dice este libro: "la mitad de las cosas con las que somos felices no se consiguen con dinero", nuestra barra de memoria debería de tener grabado a fuego o, mejor dicho, en piedra a cincel y martillo algunas máximas a las que agarrarnos cuando creamos que estamos perdiendo el sentido a nuestras vidas.

Pero volvamos a la barra de memoria con un ejemplo que seguro entenderéis.

Desde hace unos meses practico inglés con Duolingo; es fácil, tú mismo te pones el grado de dificultad, número de ejercicios, tiempo, etc; además de gamificado con pequeños premios que puedes intercambiar en la tienda, es social ya que puedes seguir a tus amigos. Pues bien, me he dado cuenta que la programación que tengo fijada como meta diaria de dos grupos de ejercicios, aunque los pase y los apruebe, ganando más conocimientos cada día, no son suficientes, porque por otro lado, a medida que pasa las semanas, otros conceptos se van olvidando, o según el programa que controla este aprendizaje entiende, se necesita refrescar porque se van olvidando.
Llevo casi un mes con mi barra de memoria de aprendizaje de inglés entre el 46 y 47%, si me descuido algún día, ésta baja, pero necesitaría doblar el número de grupos de ejercicios para poder alcanzar el aprendizaje de nuevos conceptos y, a la vez, practicar las lecciones antiguas para no gastar esta barra de memoria.

Captura de pantalla escritorio de duolingo

Pues eso, a practicar y ejercitar nuestra barra de memoria siempre que podáis.