19 noviembre 2011

Etica aplicada y democracia radical

Repasando libros que leí antes de la campaña electoral me encuentro con unas anotaciones que hice en las siguientes páginas de “Etica aplicada y democracia radical" de Adela Cortina. Permitidme que no lo comente, solo pondré las páginas de donde copié los párrafos.

(p20) No habrá ni vencedores ni vencidos, sino la convicción de que hoy en día es imposible renunciar totalmetne a alguno de los legados -liberal o socialista-. Porque se va produciendo un fenómeno al que quisiera clasificar de hibridismo: ni los liberalismos extremos ni los socialismos puros dan cuenta de la realidad; ni los unos ni otros saben proporcionar proyectos de futuro moralmente deseables y técnicamente viables. Sólo el cruce de lo mejor de ambos puede hoy ayudarnos a pergeñar una democracia aunténtica.


(p)31) Sin embargo, tal vez, podemos convenir en principio en que el núcleo originario del liberalismo, a las que en modo alguno podemos renunciar: que hombres con distintas concepciones de vida buena pueden, sin embargo, convivir en paz, siempre que compartan unos valores mínimos que exijan el respeto al pluralismo; que nadie -estado o individuo- tiene derecho a interferir en el desarrollo de los planes de vida de los individuos, mientras éstos, a su vez no interferan en los de los demás; y que la vida social se compone de diversas esferas -política, económica, religiosa, entre otras-, entre las que es preciso introducir limites practicando el arte de la separación.


(p61) Hoy parece hacer fortuna la afirmación de Nietzshe que las convicciones son prisiones, como si las convicciones generaran posicioens dogmáticas, incluso fanáticas, al no permitir la rectificación de los errores, ni la acomodaticia a la adaptación a una realidad siempre cambiente- es una visión errada a mi juicio, porque una cosa son las convicciones y otra bien distitna el dogma, (…) La convicción debe quedar siempre abierta a la crítica raciona.


(p76) Abosovidos por el disfrute de nuetra independencia privada y por la búsqueda de nuestros intereses particulares, renunciamos con demasiada facilidad a nuestro derecho de participación en el poder político.


(p82) En efecto, encualquier sociedad las capacidades de los individuos son diferentes y una igualación sólo podría consegurse desde un régimen dictatorial a ultranza, que impidiera organizarse a cuantos exigieran una mayor parte de retribución en virtud de sus capacidades. Con lo cual tal sociedad sin diferencias políticas, sin distinciones de capacidad, honor y riquezas, solo sería igualitaria en apariencia, porque las diferencias reales se ocultarían sacrificando con ello la libertad. (…) se trataria de que los que tienen poder en una esfera no puedan convertirlo en poder en las restantes esferas. (igualdad compleja).


(p184) Quien quiera comportarse moralmente bien desde la concienca de que hay seres en sí valiosos, a los que no se debe de utilizar como medios o desde la conciencia de que hay que tomar decisiones justas aunque desagrade a la mayoría y aunque la mayoría no vaya a perdonarlas. (…) las virtudes son hábitos que predisponen para obrar en un cierto sentido.


(213) Es imposible construir una sociedad aunténticamente democrática contando únicamente con individuos técnica y socialmente diestros, porque tal sociedad ha de sustentarse en valores para los que la razón instrumental es ciega, valores como la autonomía y la solidaridad, que componen de forma inevitable la conciencia racional de las instituciones democráticas. (que es autonomía y que es solidaridad).



Y ahora me queda retomar éste, os iré contando.

Ciudadanos del mundo: El llamado Estado del bienestar ha confundio, a mi juicio, la protección de los derechos básicos con la satisfacción de los deseos infinitos, medidos en términos del mayor bienestar del mayor número. Pero confundir la justicia que es un ideal de la razón con el bienestar, que lo es de la imaginación, es un error por el que podemos acabar pagando un alto precio: olvidar que el bienestar ha de costeárselo cada quien a sus expensas, mientras que la satisfacción de los derechos básicos es una responsabilidad de justicia.