15 septiembre 2009

Valientes amamonados

Hace una semana, en la playa, presencié una escena un poco violenta que voy a contaros ahora y me gustaría que me díerais vuestra opinión o como hubiérais reaccionado.

Estaba bajo la sombrilla, a primera hora de la mañana con mis padres en una zona muy familiar, entre de "la piedra" de Matalascañas y en el faro que hay a unos 100 metros donde no está urbanizado; Cerca de nosotros había algunas parejas jóvenes, señores mayores y de mediana edad, algunas familias y una pareja de chicos gays; éstos no tendrían mas de 25 años, se les veía blanquitos pero felices, jugaban con el agua, bromeaban, estaban a gusto como la mayoría de los que estábamos allí, pero hubo un momento en que uno de ellos se echó sobre el otro en la toalla y se dieron incluso unos besos de manera suave, hasta que casi se quedaron tranquilos uno encima del otro; en ese momento, un señor de unos cincuenta y tantos años barrigón se acercó y con su pié le dió un toque a la pierna de uno de ellos y les preguntó que eran lo que estaban haciendo allí y señalando con la barbilla, levantando la cabeza le indicaba que se fueran lejos de su vista; el chaval que estaba sobre el otro levantó un poco la cabeza pero si despegarse de su compañero, le miró por unos segundos y en silencio, volvió a apoyar su cabeza sobre el pecho de su novio sin inmutarse; el señor cincuentón se dió la vueltta mientras decía que eran unos amamonados, volvió a su sombrilla que estaba a unos 4 metros y puso la tumbona de espaldas a ellos.

Yo también estaba a unos 5 metros, mis padres en ese momento no estaban porque fueron a andar por la orilla pero, al igual que yo, estoy seguro de que todos los que rodearon la escena pudieron oir todo, pero nadie hizo nada, nadie dijo nada, tan ni siquiera miraron. Yo me puse muy nervioso, no podía concentrarme en leer el libro que tenía en mis manos, les miraba de reojo como (uno encima del otro) y deseando que no se movieran, me preguntaban que estarían pensando y si hablaban, ya no podía oirles, temiendo que se levantaran y se fueran. Por mi parte me prometía que si otra vez el señor se le acercaba para decirles algo, me levantaría yo para decirle que si no le gustaba lo que veía que se fuera él lejos, y que dejara de molestar a la gente y en paz. pero no pasó, la marea estaba crecienco y la pareja de mayores (estaba con su mujer) se retiraron para la parte interior más seca.

En el tiempo en que estuve allí y poco antes de irme también ví también pasar una pareja de señores mayores gays que conozco de vista y que suelen tomar el sol, muy lejos, tan lejos que hay que andar media hora y es el sitio donde quería expulsarlos el homófobo ese. Uno de ellos al pasar junto a la pareja de jóvenes no dejó de mirar a como los dos chicos estaban abrazados, tal vez, con envidia de que él no pudiera hacer lo mismo; a estos dos hombres mayores los he visto muchas veces pararse a hablar con otras familias (conocidos y amigos) en la orilla cuando van o regresan andando hacia la zona del getto, donde quería expulsar aquel tipo a los dos jóvenes, pero claro, ellos no pueden darse muestra de afecto entre sus "amigos"?

Solo es una reflexión de como hay gente que aún no se ha enterado de que estos son otros tiempos, en los que la libertad en la expresión de religión, sexualidad o ideología no está castigada por NADIE.

3 comments:

Antonio dijo...

No tengo palabras. Sólo que admiro la actitud de los dos chicos que no dijeron ni pío y siguieron a lo suyo, porque si hasta a tí desde tus 4 metros se te puso el cuerpo malo, no quiero ni imaginar a como lo sentirían ellos en primera persona. Zalu2.

Fran Correas dijo...

Harto yo también de "irnos lejos", donde nadie nos ve... Viva la valentia de los que se atreven!!!

Argax dijo...

Pues sí, muy bien por ellos.

Lo que cuentas es señal de que aun queda mucho para normalizar la situación de esa opción sexual en particular y de muchas otras maneras de vivir minoritarias.

Seguro que los dos chicos se fueron satisfechos después de que se le arreglaran las tripas y se dieran cuenta de que el asco que sentían no estaba provocado por la vergüenza de ser como son, sino por el mundo en el que les a tocado vivir que a veces deja asomar ramalazos de otras épocas.

Un abrazote.